El Viernes Santo iba hacia Pradillo y un hijoputa con su moto y su piba golpean al arruinado cuarentudo que sube pesadamente su ballantines hacia plaza Catalunya. Los niñatos cocaína-moto-casco-codo van a toda pastilla porque los amigos de los conocidos de los saludados de los huérfanos de la guardia y aznar los miran con sonrisa comprensiva: niño: no mates a cualquiera, coño.
Y su piba lleva la navaja en el bolso y sus pintas de macarrilla franquista. Suben y golpean con el codo a este pobre infeliz que tiene pelo largo en esta esquina del Morasol, repleta en 2002 de fachos franquistas... para provocar y ver que pasa con éste, coño, que te vamos a echar del barrio viejo rojo arruinado de mierda: vete a otra España que esta es una grande y nuestra.
Ay, qué niños estos. Un día tendremos un disgusto, Paco.
Empiezan los insultos ¡dame eso que mato este cabrón! y ¡mátale, mátale! (esa voz casi infantil de mujer); patea esas patadas aprendidas en gimnasio facho y sus cursetes defensa personal y para entrar al cuerpo. Y apunta bien al cuello pero no entra la punta porque no se da cuenta -demasiado diz y cocaína, chaval- que usa la mano equivocada para el descabello y muerte.
Pero este cuerpo castellano joven tiene fuerza y ganas y echa el resto, contrariado y ciego de drugs & hate. Viva Franco y viva España -parece que grita la furia asesina.
Pero un ángel de la guarda lo salva y coceandole el pecho lo regresa un momento al dolor de la sobriedad.
Coje tu moto y vete porque -en estos tiempos- los viernes santos de noche no es día de matar rojos de mierda, angelical sound voice.
Qué dolor de pecho del otro cuando quieren matar a mi hermano Jesús.
El miedo llora y decide vivirse,
basta de babas de ballantáins,,, etc.